Empresa familiar
Pascual es la historia de un emprendedor Tomás Pascual Sanz que, junto su mujer Pilar Gómez-Cuétara, dieron lo mejor de sí mismos para crear productos cada vez más saludables, locales y respetuosos con el medioambiente. Un relato de superación constante, de aprendizaje.
Revolucionó de forma pionera y durante décadas el mercado lácteo, primero, y muchas otras categorías de la alimentación. Después lo hizo detectando de forma intuitiva y certera las necesidades de la sociedad y del consumidor, con la innovación y la calidad por bandera. También introdujo con éxito nuevas formas de ver la distribución, la política comercial, el marketing o la publicidad.
Hoy, seguimos siendo una empresa familiar de inconformistas por naturaleza, que quiere cuidar de ti y de los tuyos.
Una familia empresaria que transmite el legado de padres a hijos. Asumiendo el modelo de compañía como un proyecto a largo plazo, con una visión de continuidad, de trascendencia y de servicio. Una forma de entender la empresa familiar con una finalidad, un fondo aprovechable para la sociedad, un valor intrínseco para los demás, en este caso a través de una alimentación sana, de calidad y puntera en sus desarrollos.
Nuestro propósito y valores
Nuestro propósito es claro: dar lo mejor para el futuro de la alimentación.
Bienestar
Queremos dar lo mejor al bienestar y aspiramos a desarrollar productos con la mejor calidad nutricional, además de hábitos de vida saludables.
Desarrollo
Queremos dar lo mejor al desarrollo, siendo el mejor lugar para trabajar, impulsando nuestra cadena de valor y teniendo un impacto positivo en las comunidades donde estamos presentes.
Medioambiente
Queremos dar lo mejor al medioambiente protegiendo los recursos que tenemos y apostando por la economía circular a través de marcas que cuiden cada vez más y mejor del planeta.
Empresa familiar
En Pascual nuestro propósito Dar lo mejor guía todo lo que hacemos.
Dar lo mejor es la actitud de seguir avanzando para así evolucionar y mejorar cada día con los pequeños descubrimientos que hacemos en el camino. Dar lo mejor es aceptar que nada es para siempre, que los tiempos cambian a cada segundo, y que afortunadamente eso nos permite seguir siendo como somos, nos permite seguir preguntándonos cada día: ¿estamos dando lo mejor?
Dar lo mejor es entender que el “qué” es importante, pero que hoy aún es más importante el “cómo” haces las cosas. Si no nos preocupamos por todo lo que nos rodea, no estamos dando lo mejor.
Desde 1969 eso hacemos en Pascual, dudar de nosotros mismos cada mañana. Dudar y preguntarnos si todo lo que hacemos es lo MEJOR que podemos DAR.