La gestión de residuos es un tema cada vez más de actualidad. Es un hecho que en nuestra sociedad la cantidad de desechos que producimos es cada vez mayor y eso conlleva consecuencias negativas para el impacto ambiental. Cada vez más se habla de la mejora en la gestión de residuos tanto desde las empresas como desde las autoridades de cada país. Por el momento, se aborda de tres maneras. La posibilidad de reducir la cantidad de residuos generados, potenciando el reciclaje y buscando la manera de tratar aquellos desechos que no se pueden reciclar o reutilizar.
La transformación de los residuos
Los ciudadanos y las empresas ya hemos interiorizado en nuestro día a día la necesidad de reciclar. Se ha tomado conciencia desde hace ya años y cada vez más se reducen la cantidad de residuos generados, así como su utilización y reciclaje para fabricar nuevos productos. Se hacen campañas contra el desperdicio de forma que se compre con cabeza y sin despilfarros, se conciencia a los consumidores para que tengan en cuenta las fechas de caducidad y consumo preferente o se potencia la reutilización de bolsas y la elección de envases que son reciclables.
Pero, además del reciclaje se necesita ir un paso más allá. Gran parte de los esfuerzos se centran ahora en la gestión de residuos orgánicos. El compostaje es una de las alternativas más extendidas, por la facilidad que supone, tanto en los huertos propios como en las iniciativas por parte de algunos ayuntamientos con los llamados huertos urbanos. Otras alternativas son la conversión de residuos orgánicos en fertilizantes o biocombustibles, estos últimos más demandados al verse como una posible solución a la transición energética.
Otras alternativas
Sin perder el hilo de la gestión de residuos orgánicos, la industria alimentaria está dando pasos y están desarrollando y buscando formas de gestionar estos residuos. La alternativa que parece uno de los caminos más seguros y plausibles a largo plazo es la de lograr gestionar residuos orgánicos, pero creando nuevos productos. Beneficioso para el medioambiente, pero también para la economía circular.
Por poner algunos ejemplos, hay avances en la fabricación de zumos a partir de desechos de frutas, suplementos de proteínas a partir de restos de carnes o pescados o probióticos y otros productos alimentarios hechos con residuos lácteos.
Otra alternativa que se está explorando es un ingrediente sacado de la membrana de huevo, 100% natural y una fuente única de compuestos con grandes beneficios para la salud. A través de un proceso innovador, se separa la parte externa de la membrana interna utilizando esta última para crear este ingrediente. Eso es lo que están haciendo en MKARE.
Los que hemos visto solo algunos ejemplos de por dónde se están llevando a cabo los esfuerzos y desarrollo para lograr bajar el impacto medioambiental que los desperdicios pueden generar. La gestión de residuos sigue su camino y seguirá presente en el futuro. Porque es positivo para nuestro planeta buscar una segunda vida a lo que, por diversas razones, ya no usamos y puede seguir siendo de utilidad. Es lo que llamamos Economía Circular: según Ecoembes se define como un sistema económico y social que tiene como objetivo la producción de bienes y servicios al tiempo que reduce el consumo y el desperdicio de materias primas, agua y fuentes de energía.
La economía circular permite alargar la vida útil de los productos y darles una segunda vida.