Si aquí os contábamos cómo llegó la soja a España, hoy damos un paso más allá y os acercamos más a este alimento explicando su proceso de cultivo. La soja es una planta de la familia de las leguminosas cuyo uso está sumamente extendido. En China se viene utilizando desde hace 5.000 años y hoy día se consume en todo el mundo.
Su proceso de cultivo se divide en diferentes fases. En nuestro caso, que somos la única empresa con soja 100% nacional, logramos sacar este cultivo adelante a través de campos de ensayo, seleccionando las variedades de soja más adecuadas, buscando el mejor ciclo de sembrado y poniendo en valor el trabajo de nuestros agricultores.
Empezamos por la siembra
La soja, como leguminosa que es, es capaz de generar una relación de simbiosis con las bacterias Rhizobium en la que ambas se benefician. En el caso de la soja, durante la siembra, se inocula el haba con esta bacteria, que es capaz de fijar el nitrógeno atmosférico en el suelo para que la planta disponga de este nutriente y esta a cambio, ayuda a sobrevivir a la bacteria. Gracias a esta asociación, la soja genera hasta un 80% de todo el nitrógeno que necesita para su óptimo crecimiento y desarrollo.
Este proceso inicial de inoculado se hace disolviendo la bacteria con agua mineral sin cloro para mezclarlo con el haba y obtener así la semilla inoculada para poder sembrarla y esperar a que germine.
La etapa vegetativa de la soja
A esta segunda etapa se le llama así porque, una vez que el suelo ha alcanzado sus condiciones óptimas de temperatura y humedad, comienza la germinación de la semilla y la planta empieza a crecer. Es ahí cuando se inicia también el crecimiento de sus órganos vegetativos (raíces, tallo, hojas…).
Durante este tiempo, se debe ir incrementando el aporte de agua para que la planta se desarrolle lo mejor posible. La soja, durante su crecimiento, genera a lo largo de su tallo nudos o pisos en donde crecen las hojas. Es importante que el primer nudo crezca lo más alto posible para facilitar la recolección cuando llegue el momento.
Y por fin, la floración
Con la apertura de la primera flor se da por finalizada la etapa vegetativa y comienza la llamada etapa reproductiva. La soja tiene una flor pequeña que puede ser de distintos colores según la variedad. Se caracteriza por ser una planta que se autopoliniza, lo que supone que no depende tanto de factores externos que muevan el polen de una flor a otra.
Cuando una flor se poliniza, va evolucionando hasta formar una vaina con habas de soja y es durante esta etapa cuando la planta alcanza su mayor nivel de exigencia en cuanto a agua y nutrientes. Es una etapa crítica para la producción porque cualquier situación de estrés (golpes de calor, tormenta, falta de agua…) puede hacer que aborten las semillas más jóvenes y que la calidad de la proteína y la producción se vean afectadas.
A partir de aquí, el haba alcanza su máximo peso y llega a su madurez. Las hojas y vainas empiezan a cambiar de color , de verde a amarillo, y las hojas comienzan a caer. El haba va secándose poco a poco y cuando llega a una humedad por debajo del 14% es apta para cosechar.
En definitiva, el cultivo de la soja es algo muy estudiado y calculado para que el producto obtenido alcance la máxima excelencia y calidad. Así es como la cultivamos.