El agua es esencial para la vida, sin ella nuestro cuerpo no funciona correctamente. De hecho, es el componente más abundante en nuestro organismo y cada día se produce una renovación: la ingerimos a través de bebidas y alimentos y la eliminamos a través de la orina, las heces o el sudor. Más de la mitad del agua que perdemos a diario se hace a través de la pérdida invisible, que es aquella que eliminamos a través de la respiración o la transpiración de la piel para que nuestro cuerpo pueda mantener una temperatura adecuada. Esto se conoce como termorregulación.
¿Por qué es tan importante beber más en verano?
La pérdida invisible de agua aumenta especialmente en verano porque la temperatura exterior es más alta. Así que, aunque seas una persona que no sude demasiado, eliminas agua a cada segundo sin que te des cuenta. Y si a esto le sumamos el ejercicio físico en estas condiciones, la pérdida puede ser de hasta 10 veces mayor. Por este motivo es importante y necesario reforzar tu hidratación en verano, para compensar esas pérdidas aumentadas.
Ten en cuenta que pérdidas de agua del 1% del peso corporal ya reducen el rendimiento físico y la termorregulación, con pérdidas del 4% pueden aparecer dificultades en la concentración, dolores de cabeza e irritabilidad, y si llegaran al 8% podría ser fatal. Si sientes somnolencia, aumento de la temperatura corporal y de la frecuencia respiratoria podrías estar sufriendo deshidratación. Cabe destacar que la sensación de sed se desencadena con pérdidas del 3%, así que es preferible ir bebiendo a menudo sin esperar a tener sed.
¿Sabes cuánta agua necesitas para estar bien hidratado?
Los expertos señalan que las mujeres tienen unas necesidades de agua de 2 litros al día y los hombres de 2,5 litros. Para cubrir estas demandas, se aconseja que el 80% se cubra con la ingesta de líquidos saludables, mayoritariamente agua, y que el 20% restante se cubra a través de alimentos ricos en agua como frutas, verduras y leche. Esto equivale a beber aproximadamente 1,6 litros de agua al día para las mujeres y 2 litros para los hombres. Son tan solo entre 6 y 8 vasos al día. Fácil, ¿verdad?
Ideas para reforzar la hidratación
Como hemos comentado, la fuente principal de hidratación debe ser el agua. Pero si eres de los que quiere darle un toque diferente para variar un poquito su sabor o para tener mayor sensación de frescor, puedes añadirle frutas y hierbas aromáticas. Por ejemplo, prueba a incorporar un chorrito de limón y rallar un jengibre o bien añadir unas rodajas de lima y unas hojas de menta. Seguirá siendo tu agua de siempre, pero con un toque original y más refrescante.
La leche también se considera un alimento fuente de agua, así que puede ayudarte a completar tu hidratación. Un café con leche y hielo puede ser apetecible a media mañana como tentempié o un vaso de leche bien fría con canela para merendar.
Otra opción sabrosa y saludable es prepararte un batido con fruta y una bebida vegetal. Una idea que triunfa es el batido de melocotón con bebida de almendras, o bien un batido de fresas con bebida de soja. Te pueden servir tanto para saciar el hambre como lo sed y te aportan un extra de nutrientes a tu alimentación.
Por otro lado, ten en cuenta que el alcohol favorece la pérdida de líquidos, así que, de algún modo, facilita la deshidratación. Ten cuidado con tomar demasiadas cervecitas veraniegas y recuerda que la mejor manera de combatir la sed, es con agua, frutas, verduras y leche.