Septiembre es sinónimo de fin de verano, fin de vacaciones para muchas personas y eso significa volver a la rutina, los horarios, las obligaciones, y, muy a menudo, esta situación se nos hace una montaña y nos causa estrés. Hablamos del temido estrés postvacacional. ¿Qué podemos hacer para minimizar el estrés de la vuelta a la rutina? ¿Cómo podemos conseguir que el estrés postvacacional no nos supere? Hoy vamos a proponer 5 hábitos que te ayudarán a reducirlo y a afrontar septiembre y el año escolar con fuerza. ¡Toma nota!
Decidir tomar el control ya es un logro
Si estás leyendo este artículo, muy probablemente ya has decidido tomar las riendas de tu vida. ¡Bien!
Debes saber que este es el punto más difícil y el más crucial. Cuando damos el primer paso para mejorar nuestros hábitos, sentimos de inmediato una sensación de relajación por el mero hecho de tomar el control. Y es que no es la vida que nos lleva, somos nosotros que la dirigimos y esta seguridad nos da tranquilidad, y desde aquí los cambios serán más sencillos de abordar.
¿Y ahora qué debemos hacer? Sigue leyendo.
Planifica, pero no te exijas demasiado
Para tomar el control tenemos que anticiparnos a lo que vendrá. Empieza visualizando tu semana, especialmente tus horarios de trabajo y los horarios del resto de la familia. Ten en cuenta las tareas como la recogida de los niños, los extraescolares, entre otros. De esta manera, podrás planificar qué día harás la compra, ¿Lo harás todo un día a la semana? ¿Prefieres ir a tiendas especializadas diferentes días? ¿O mejor el fin de semana? Lo ideal es tener una rutina fija y si una semana tienes que moverlo, será algo excepcional y como tal lo asimilarás.
Y sobre las comidas, ¿sueles tener tiempo de cocinar cada día? ¿Te llevas táper al trabajo? Una opción que reduce mucho el estrés es cocinar en cadena, o lo que se conoce como batch cooking. Adelanta preparaciones el fin de semana que te sirvan para tener parte de la comida lista entre semana: pisto de verduras, cremas de verduras, guiso de carne o pescado, etc.
Otra recomendación es que tengas siempre un buen fondo de armario de alimentos saludables para los días que no llegas. Es muy bonito organizarse para ir cada semana al mercado a comprar verduras y pescado fresco, pero si somos realistas, luego en el día a día a veces no lo conseguimos. No te exijas demasiado, ten en tu despensa verduras en conserva, latas de atún o sardinas, y en tu congelador, verduras listas para hervir o saltear, y pescado congelado. Te salvarán los días de mayor estrés.
Reserva tiempo para ti
Un factor clave para minimizar el estrés es encontrar tiempo para uno mismo, en el que no pensamos en nadie y nos evadimos de cualquier responsabilidad. Este tiempo funciona como una bocanada de aire fresco que nos permite seguir con optimismo el resto del día. Así, puedes dedicarle entre 2 horas o hasta 10 minutos, eso depende de cada uno, pero tiene que ser un tiempo de calidad en el que hagamos algo que nos guste y nos llene: un hobby, un deporte, leer, pasear o tomar un café tranquilamente.
Tú eliges cómo pasar tu tiempo contigo, pero no dejes de hacerlo porque es una parte muy importante del autocuidado y como bien dicen, es necesario cuidarse para poder cuidar. Así que saca el tiempo que puedas para mimarte e instálalo en tu vida como una rutina más. No le quites importancia porque es igual de importante que otros consejos.
Actividad física
Un buen hábito que no puede faltar es la actividad física. Se ha demostrado que resulta beneficiosa en la prevención de enfermedades, pero también mejora la salud mental, la calidad de vida, el bienestar y el descanso. No lo veamos como una obligación y como que lo único que cuenta como actividad física es matarse a sudar en el gimnasio, sino que podemos tomarlo como una parte más del autocuidado y si das con la tecla, lo disfrutarás como cualquier otro hobbie.
Por actividad física entendemos cualquier movimiento: bailar, caminar, boxear, saltar a la cuerda, salir en bici… Hay mil opciones y todas válidas, lo importante es moverse. Busca una hora que pueda ser constante y que te ayude a desconectar y, sobre todo, date permiso de saltártelo si un día supone un estrés añadido (Planifica, pero no te exijas demasiado). Te costará empezar, pero en cuanto notes los beneficios (y no solo físicos) no podrás abandonar.
Descanso
Y finalmente, el descanso. Es imprescindible dormir lo suficiente para que nuestro organismo trabaje de forma óptima y se recupere del trabajo del día, ya que el sueño afecta también a la salud mental e influye en nuestro humor. Se calcula que necesitamos unas 7-8 horas de sueño nocturno, aunque en parte depende de cada persona. Por lo que se hace vital un buen descanso y desconexión si queremos afrontar el día siguiente con fuerza.
Para conseguir conciliar el sueño, debes procurar evitar la cafeína a partir de mediodía y tener una hora regular de acostarte, ya que al final el mismo cuerpo te lo pedirá. También tendrás que eliminar las pantallas una hora antes de irte a dormir y, de hecho, si dejas tu móvil fuera de la habitación, mejor que mejor.
Si has elegido cuidarte ya tienes los primeros pasos a seguir. Septiembre puede ser una época de nuevos proyectos y nuevos hábitos, cómo lo enfoquemos depende de nosotros.
¡Feliz vuelta a la rutina!